La COVID-19 supone un duro golpe para un sector que siempre ha estado a la vanguardia de la tecnología, con profesionales que ingenian, pilotan y operan sueños que para otros parecen inalcanzables.
Si miras al cielo en los próximos meses quizás puedas disfrutar de uno de los fenómenos más curiosos y repetitivos en la naturaleza. Cada otoño, miles de aves abandonan la península en busca de latitudes más agradables donde pasar el invierno.
Para ellas, emprender ese camino requiere un esfuerzo monumental, una coordinación excepcional y un sentido de la orientación infalible. Afortunadamente, sus huesos y su plumaje responden a un diseño aerodinámico perfecto que les permite alzar el vuelo.
Los humanos no lo hemos tenido tan fácil. Tuvimos que ingeniárnoslas para desplazarnos por el aire de forma artificial y, por si fuera poco, la salud de nuestra industria es delicada y susceptible a los ataques de las pandemias globales.
La COVID-19 ha impactado seriamente en el sector aeroespacial, provocando una drástica reducción de la demanda de billetes de aviación comercial y su correspondiente efecto dominó en aerolíneas y operadores, así como en la industria de fabricación y la cadena de suministro.
Un duro golpe para un sector que siempre ha estado a la vanguardia de la tecnología, con profesionales que ingenian, pilotan y operan sueños que para otros parecen inalcanzables.
En un mundo donde los beneficios se miden en horas de vuelo y cada día de parking genera pérdidas millonarias en coste de oportunidad, las aerolíneas y los fabricantes se afanan por ajustar sofisticados programas de optimización con objetivos de supervivencia a corto plazo.
UN PROCESO ESCALONADO DE RECUPERACIÓN
Ahora que empiezan a percibirse las primeras luces de esperanza, se hace patente que la curva de recuperación no va a ser completamente elástica.
En mi opinión, será más bien como una escalera. Una escalera con sus peldaños, inclinaciones y peligrosas pendientes que tendremos que recorrer y sortear en función de la evolución de la pandemia.
Según podemos observar en la gráfica proporcionada por EUROCONTROL (European Organisation for the Safety of Air Navigation) y actualizada con datos de Agosto 2020, la curva de regeneración de los niveles de tráfico aéreo se ajusta a las previsiones más optimistas de la primavera.
Son buenas noticias para una industria poderosa y resiliente, pero aún nos queda mucho camino por delante.
La escalera que debemos recorrer (curva en azul oscuro en la gráfica) contiene peldaños muy diferentes, y puede que sea variable en función del tipo de tráfico, dependiendo de conceptos clave como son:
- Reapertura total de los espacios aéreos y eliminación de restricciones de viaje.
Mientras esto no suceda la escalera no gozará de la base firme necesaria para sostener el resto de los escalones. El miedo a contagiar, a ser contagiado o a trasladar el contagio será el peor enemigo en un final de año que se tambalea.
- Recuperación de los niveles de demanda en el segmento comercial.
El teletrabajo ha venido para quedarse con reuniones, encuentros profesionales y los eventos adaptados a la eliminación de la presencia física. También el turismo ha adaptado su estética y sus expectativas a la situación económica global, por ello tendremos que descubrir si nuestra escalera sigue teniendo los mismos peldaños de crecimiento acelerado y saludable que teníamos antes de la crisis.
- Capacidad de reinvención e ingenio de los agentes sectoriales.
Con una demanda variable y un entorno incierto, será necesario un reposicionamiento estratégico de las aerolíneas, focalizándose principalmente en reducción de alcance en sus rutas para atender itinerarios locales que permitan operar con rentabilidad. Esto tendrá también un efecto en la industria de fabricación, que polarizará sus esfuerzos en los modelos de avión de pasillo único y capacidad regional.
La recuperación del sector está ligada directamente a la evolución de la cura y la desaparición del virus. Mientras el mundo continúe luchando, la industria aeroespacial tendrá que recorrer cada peldaño de su escalera al cielo con sumo cuidado, retomando el vuelo poco a poco y acompañando a las aves en sus migraciones de otoño.
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