El consumidor actual no se conforma con encontrar el producto que busca, exige transparencia, interesándose no solo por la fiabilidad y calidad de los productos que compra sino por quién y cómo lo produce. El Estado de Información no Financiera supone un avance hacia la sostenibilidad y la transparencia de las empresas.
Si hay algo en lo que coinciden todos los expertos en marketing es que los consumidores somos cada vez más exigentes.
Antes, algunos años atrás, no había dónde elegir, simplemente acudíamos a la tienda más cercana del barrio y comprábamos lo que había, sin más. Hoy en día tenemos acceso a miles de productos a tan solo un click y eso ha hecho que la atención al cliente se haya convertido en una ventaja competitiva.
Y yendo más allá, el consumidor ya no se conforma con encontrar el producto que busca, exige transparencia. Busca fábricas con ética, productos sostenibles, empresas respetuosas con el medioambiente y ecosistema en el que se encuentran. En definitiva, ya no solo nos interesan la fiabilidad y calidad de los productos que compramos sino quién y cómo los produce.
En esta línea se publicó la Ley 11/2018 que convertía a España en el país del mundo más exigente en materia de Información no Financiera. Los grupos de interés quieren saber dónde invierten, dónde compran y dónde venden. Por ética, pero también porque las redes sociales no dan tregua. Un mínimo error puede conllevar daños reputacionales multimillonarios en cuestión de minutos.
La publicación del Estado de Información no Financiera (EInF), entendido como un sistema continuo que no acaba en la publicación del mismo sino que conlleva un seguimiento y análisis de riesgos e indicadores, puede llegar a convertirse en un win-win para la empresa y sus grupos de interés. Para ello, la empresa debe emitir información útil a sus grupos de interés que revierta en la confianza de los stakeholders y, por tanto, en la mejora de la empresa.
Aún quedan - y muchos - escépticos que ven la publicación del EInF como parte de la vana burocracia mercantil, pero estoy segura de que, al igual que hemos visto una evolución en la percepción del empresario sobre prevención de riesgos laborales, pasando de una obligación a un compromiso con el trabajador, aprenderemos que, efectivamente, los Estados Financieros tradicionales no pueden dar la imagen fiel de una compañía si no se leen junto con las políticas y riesgos en materias tan relevantes como el medioambiente, la sociedad, el empleo, los derechos humanos o la corrupción.
Este es el tercer año en el que desde SGS participamos en la publicación del Estado de Información No Financiera de nuestros clientes. El primer año fue algo precipitado, solo teníamos tres meses para recabar toda la información y publicar, esto hizo que muchas empresas se limitaran simplemente a cumplir. No obstante, hay que destacar que la propia publicación les ayudó a detectar riesgos que no estaban identificados o para los que no había un plan de acción concreto.
Este año la asistencia técnica y verificación de Estados de Información No Financiera está siendo muy estimulante puesto que se percibe una mejora significativa en las acciones de las compañías que ya tienen cierto recorrido en la materia.
En este ejercicio fiscal las empresas con más de 250 empleados, que durante dos ejercicios consecutivos hayan tenido un activo mayor de 20M€ o cifra de negocios mayor de 40M€, se incorporan a la obligatoriedad de emitir el Estado de Información No Financiera, sin duda un reto para la persona encargada de recopilar la información y, aunque estoy segura de que muchas de ellas lo verán como un trámite adicional a su ya cargada agenda, una vez emitido y con el paso del tiempo - no mucho - lo verán como un avance hacia la sostenibilidad y la transparencia y algún día manifestarán con orgullo la frase "yo participé en la publicación del primer Estado de Información No Financiera de mi empresa".
Paloma Casado Garrido
Asistencia Técnica y Formación de SGS
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